El enfoque cooperativo en el mundo de hoy abraza dos grandes elementos: el social y el económico. La auténtica cooperativa reúne a una cantidad de personas del entorno social para conformar asociaciones y en el quehacer económico analizan distintos nichos de mercado en los cuales puedan producir bienes y servicios y así dar paso a la construcción de la empresa cooperativa social de tal manera que las necesidades de los hombres y mujeres de carácter económico y social son el cimiento para alcanzar el desarrollo a través del modelo cooperativo en sus distintas expresiones como entidad de economía solidaria.

Como podemos observar son estos elementos el motor generador de cambio desde las distintas formaciones económicas sociales que inician desde la etapa primitiva hasta nuestros días, han sido las distintas ideas llevadas a la práctica de la colaboración en la búsqueda de soluciones a los distintos problemas que enfrenta el hombre indistintamente del lugar idioma o sistema político.
Después del transcurrir de casi 2 siglos se ha llegado a comprender que existe un concepto unitario de la cooperación y sobre todo un espíritu cooperativo que viene a ser como el proceso evolutivo de las acciones donde el hombre se integra movido por la vocación de servicio y la convicción de ser parte activa de la evolución trasformadora de sus necesidades individuales y colectivas.
Lo maravilloso del cooperativismo desde sus inicios es que permite a los empobrecidos carentes de un capital que al organizarse y aportar una pequeña cantidad en concepto de capital social más su trabajo, este tiene la posibilidad real de convertirse en el propietario del capital de trabajo en la empresa cooperativa social.